La Europa progresista que queremos construir con vosotros es libre, justa y sostenible.
En Europa, resolvemos nuestros desacuerdos en la mesa de negociación. A menudo resulta un proceso difícil (¡y algunas veces aburrido!) y relativamente desconocido para el público. A los sumo, a veces vemos alguna imagen en televisión o leemos unas líneas sobre el ello en el periódico. Será aburrido pero – si miramos en la historia de Europa - se trata en realidad de un pequeño milagro.
Hasta hace setenta años, los países europeos resolvían sus diferencias en los campos de batalla: sacrificando vidas en las trincheras, bombardeando pueblos y ciudades, desplazando a poblaciones enteras y arruinando vidas. Y el ganador mandaba. Hasta la próxima guerra. A la gente normal le tocaba pagar con sus pertenencias, su salud o sus vidas.
La Unión Europea es la manera de evitar la fatalidad, la herramienta creada por nuestros padres y abuelos que nos corresponde preservar. La UE es una forma única de cooperación para superar las divisiones internas y diseñar respuestas colectivas a los desafíos que no podemos afrontar solos. Es el instrumento político más útil jamás creado en Europa y ha permitido el periodo más largo de paz de nuestra historia.
Eso no quiere decir que le UE sea perfecta. Necesitamos mejorarla, adaptarla a los desafíos de hoy en día y a los del futuro y acercarla más a las personas. Necesitamos construir una Europa justa, libre y sostenible.
La Unión Europea es una herramienta de defensa de nuestros valores. No es una tarea fácil en los tiempos que corren. El mundo está cambiando a una velocidad sin precedentes. La tecnología está a punto de modificar radicalmente la forma en la que trabajamos, producimos, consumimos e interactuamos unos con otros. Otras potencias mundiales intentan imponer su voluntad sobre nosotros mediante con comerciales o pretenden debilitarnos políticamente y poner en tela de juicio la validez de nuestros principios morales en el escenario mundial. El terrorismo sigue siendo una amenaza para nuestra forma de vida, al igual que el crimen organizado. De nuevo, los derechos de la mujer están siendo atacados.
Creemos en una Europa que cuide de todos nosotros, una Europa equitativa, que permita a sus ciudadanos elegir libremente su forma de vida: de quién enamorarse, a quién querer, si creen o no en esta o aquella religión. Son reglas que valen para todos, sin importar edad ni condición, ni género ni nacionalidad, sin importar nuestros orígenes o nuestras creencias.
Necesitamos construir una Europa más sostenible fundamentada en una economía circular. Nuestro planeta está llegando al límite y nos está suplicando un respiro. Nuestros océanos corren el riesgo de asfixiarse en basura de plástico y la contaminación del aire constituye una amenaza creciente para nuestra salud. El cambio climático no es un cuento de hadas, es una verdad amarga e incómoda. Pero aún existe la posibilidad de cambiar. Necesitamos cambiar la forma en que vivimos, nuestros patrones de consumo y la forma en que utilizamos los recursos del mundo.
Algunas cuestiones exigen valor y unidad al afrontarlas. La migración es un fenómeno mundial que exige un enfoque global para aquellos que huyen en busca de una vida mejor así como para el país de acogida. ¿Contribuirá Europa, junto con nuestros amigos y aliados, a dar forma a este mundo cambiante? ¿O nos encerraremos en nosotros mismos y nos enfrentaremos unos a otros?, ¿o quizá tan solo nos esconderemos detrás de mares y muros dejaremos a otros que dicten cómo será el mundo del mañana? – y aquí me refiero a quienes no vela por nuestros mejores intereses-. ¿Buscaremos soluciones mediante la cooperación y la confrontación?
Creo que la cooperación es fundamental para conformar Europa y dar forma al mundo que nos rodea. Porque ésta es la única manera que nos permite responder con respuestas que se correspondan con nuestros valores. Debemos cooperar para defender nuestros intereses europeos en un mundo cambiante. Sólo así podremos garantizar que el trabajo honesto obtengan una remuneración justa, que las empresas paguen impuestos donde generan beneficios, que los países no se enfrenten unos contra otros por culpa de las empresas grandes, que los trabajadores no se enfrenten unos contra otros a través de las fronteras en una caída en picado de la competencia salarial y que no emprendamos una carrera destructiva hasta agotar los valiosos recursos del planeta.
Putin y Trump creen en un “gobierno de poder”. Europa aprendió a golpes a depositar su fe en el “poder de las reglas”. No es ningún secreto que Putin y Trump quieren ver debilitadas a la Unión Europea y a cada uno de los países que la integran. Tampoco es una coincidencia que declaren su admiración por los nacionalistas de distintos estados europeos. No sólo porque comparten sus opiniones sobre la sociedad sino también porque saben que los nacionalistas buscarán enemigos tanto en casa como en el extranjero. Si los europeos comienzan a considerarse enemigos, no cooperarán y no serán capaces de defender niguna posición común.
El futuro está lleno de incertidumbre, pero esto no quiere decir que tengamos miedo al futuro. Necesitamos un cambio de mentalidad, una nueva forma de pensar, una actitud que vea el cambio como una oportunidad y no como una amenaza. Necesitamos tener esperanza... acerca de nuestros empleos, acerca del futuro de nuestros hijos, acerca de las cosas que nos unen un una sociedad plural y diversa, acerca de cómo limitar el cambio climático, gestionar la migración y aumentar la seguridad. No podemos permitir que el temor nos guíe. El temor paraliza, degenera rápidamente en odio y busca chivos expiatorios en vez de aportar soluciones. Que nuestras preocupaciones se conviertan en miedo, sino en acción.
La unidad europea nos da el poder de aportar respuestas que el mundo esté obligado a escuchar. La Unión Europea sigue siendo nuestro mejor instrumento para lograrlo. No podemos desmontarla, como algunos nacionalistas quieren que suceda, sino fortalecerla y hacer de ella un instrumento más útil: una Europa más decisiva, más democrática y más justa. Centrándonos en las preguntas más importantes que requieren respuestas europeas. Con menos implicación en temas que nuestros Estados Miembros más cercanos a los ciudadanos podrían abordar mejor.
Construyamos juntos esta nueva Europa.